lunes, 23 de mayo de 2016

Conociéndome jugando....






¡¡¡Hola ludofiliáticos!!!

Sí, habéis leído bien, ludofiliáticos, ¿a qué se debe este cambio?, bueno, hoy pasamos al segundo gran bloque de la asignatura, la ludoterapia, es decir, el empleo del juego, del ocio como método terapéutico, interesante y motivador ¿verdad?, ahora veréis...


Bueno, en esta primera práctica de ludoterapia llevamos a cabo los siguientes juegos:

  • Rueda de presentación: Decir nuestro nombre sólo con las vocales y luego sólo con las consonantes.
  • 2ª Rueda: Repetir lo anterior pero añadiendo un gesto
  • Andar según un número comparándolo con la velocidad.
  • El lazarillo y el ciego: 2 variantes
  • Las gafas de las emociones
  • Casas inestables
  • Zip, zap y boing
  • La ducha
  • Meditación: 2 variantes

Antes de comenzar con la explicación y registro emocional de cada actividad, me gustaría comentar con vosotros una curiosidad, antes de llegar al espacio donde se realizaba la práctica, de nuevo me asaltaron las emociones de nerviosismo, de dudas e incluso miedos ante lo desconocido (¿Será así toda la vida ante lo desconocido?). Cuando mis compañeros y yo llegamos al espacio donde realizábamos la práctica, mis nervios disminuyeron debido a la comodidad que presentaba la sala, era amplia, luminosa y se percibía cierto aire de intimidad incluso con las puertas abiertas. Mi nerviosismo cambió por curiosidad, me sentía expectante, con ganas de aprender y vivir esa experiencia. Hay que ver el ambiente como puede influir en las emociones, que curioso.... 


Bueno, dejémonos de charrar, que ya tendremos tiempo "pa" un café. La primera y la segunda actividad eran ruedas de presentación, pero presentaban una serie de diferencias una respecto a la otra:

1ª act y 2ª act: Ruedas de presentación:

Para esta actividad nos colocábamos en círculo sentados en el suelo y debíamos decir nuestro nombre sólo con las vocales y posteriormente sólo con las consonantes. He de decir que antes de comenzar dicha actividad sentí la identidad de grupo por parte de todos nosotros, creando desde el inicio un ambiente cálido, de confianza y por qué no, también de apoyo. Ya se percibieron risas, sentimiento de unidad, mis nervios se esfumaron, estaba contenta, estaba feliz....echaba de menos esta sensación.
Me gustaría que hicierais vosotros mismos ahora enfrente del ordenador lo descrito previamente, es decir, vuestro nombre en vocales y en consonantes, ¿os sentís ridículos verdad?, nosotros igual, pero no nos importaba, era algo absurdo y nos hacía feliz, una tontería, algo insignificante nos llenaba de alegría, no juzgábamos ni discriminamos a nadie, yo me equivoqué con las letras y no pasó nada,eramos niños que no juzgan, que se divierten, que son felices. 
Dicha situación me hizo reflexionar, es decir, no pasa nada por equivocarnos, la vida sigue y ésta a veces aunque te equivoques no te devuelve "ostias" por equivocarte, a veces te devuelve risa, alegría e incluso diversión en consecuencia al error, es interesante. 

Antes de comenzar con la actividad, la profesora nos explicó el fenómeno de "Cortarnos la cabeza antes de entrar a la sala", ¡en sentido simbólico obviamente!, si no que "gore" ¿no? jajajaja!,el significado de dicha expresión se resume a dejar fuera de la sala los prejuicios, el juicio y sobre todo la vergüenza. Eso fue lo que hice y lo que recibí por parte de mis compañeros, me sentí sin ataduras, más adelante veréis por qué.

La segunda actividad era igual, pero de píe y la realización de un gesto, el que quisiéramos, sin pensar, sin vergüenza, sentí las mismas sensaciones previas, pero con una connotación diferente, cierta liberación debido al movimiento de brazos, de piernas, de todo el cuerpo en general, provocando dicho movimiento un aumento en mi nivel de felicidad, que curioso....

Lo más que me llamó la atención de dicho día es que las sensaciones positivas que se crearon en la sala, las lleve conmigo durante todo el día, bastante terapéutico fue, ¡¡SI SEÑOR!!.


3º act: Correr o andar en función del número


Para esta actividad, debíamos ir por la sala libremente caminando, andando rápido o pararnos en función de un número es decir, si la profesora decía el 0, éste significaba pararnos estuviésemos donde estuviésemos, mientras que el 10 representaba un ritmo similar al correr, un caminar rápido, el 5 refleja el caminar normal que cada uno de nosotros llevamos en nuestra vida diaria.

Esta actividad fue muy curiosa, os voy a comentar por números y rangos como me sentí en cada uno de ellos:
  • 0: Cuando sólo era el 0, me sentí con ganas de movimiento, soy una persona muy activa, muy movida y la calma y tranquilidad extrema me abruman, me ponen nerviosa, que curioso, otro contraste. 
  • 1-2: Tuve las mismas sensaciones que en el 0
  • 3-5: Me sentí bien, con movimiento ligero-moderado y fue a partir del número 3 (en este rango) cuando el hecho de ver a mis compañeros a los ojos sentía comodidad, incluso sonreía a diferencia del rango 0-2, porque no puedo estar cómoda con ellos, cuando no me siento cómoda conmigo misma (Que curioso...).
  • 6-8: Respecto al movimiento me sentía más cómoda, suelo caminar muy deprisa, la tranquilidad y pasividad extrema me desquicia, me pone nerviosa, me altera, no puedo estar a gusto conmigo misma. Sin embargo, no podía ver a mis compañeros tanto como quisiera, tenía la necesidad de mostrarles y expresarles mi comodidad conmigo misma, compartiendo mis emociones con ellos, pero no podía, sentí un contraste.
  • 9-10: Sentí agobio, no podía verles a la cara, incluso no podía verme a mi misma, no era yo, soy acelerada pero no tanto, no soy de esa forma, no estaba a gusto conmigo misma para nada, no me gustan los extremos, me gusta la estabilidad, odiaba sentir mi corazón tan acelerado, me recordaba a mis momentos de ansiedad, la respiración rápida y entrecortada, la fuerza que debían emplear mis músculos tanto de las piernas como de los brazos para impulsar el paso me pesaba me dolía incluso, y eso que realizo pesas en el gimnasio. Deseaba que esa situación cambiase, pedía a gritos que la profesora cambiase de número pronto, rechazaba mis sensaciones negativas, odiaba sentir mi corazón de esa forma, no quería sentirlo y lo peor de todo, yo aumentaba dicha sensación con las preocupaciones futuras: ¿Cuando cambiará de número?. Lo peor fue cuando cambió el número al 0 de forma brusca, tampoco me sentí bien, mi corazón seguía acelerado, tampoco me gustaban las sensaciones del 0, se multiplicaron mis sensaciones negativas, soltaba el aire de forma brusca quizá por el deseo que estas sensaciones también se fueran, en mi mente se reflejaron todos mis miedos en ese instante.
4º act: El Lazarillo y el Ciego




Para esta actividad debíamos seleccionar nuestra pareja mentalmente, y una vez tuviésemos claro con quien queríamos jugar, debíamos ir a preguntarle a la persona si quería jugar con nosotros, podíamos recibir una negativa o una aceptación, si obteníamos esta última, la persona en cuestión debía preguntarnos si nosotros queríamos jugar con ella. Ante esta introducción, me asaltaron los miedos de que alguien me rechazase, de que nadie quisiera jugar conmigo, es más en alguna ocasión no pensaba en nadie para jugar, me dignaba a quedarme a un lado, fingir querer jugar con alguien y quien quiera jugar conmigo, que me busque. 
Dicha situación, me recordó a una etapa complicada de mi vida, maltrato escolar lo llaman, durante muchos años y de muchas maneras posibles, sentí la misma opresión en el pecho y las mismas ganas de quedarme en mi rinconcito y por qué no, también irme de esa sala. Sentí de nuevo la sensación de juicio hacia mi persona, sin darme la oportunidad de que me conozcan, no porque mis compañeros me dieran razones, porque no fue así, sino por mis miedos del pasado, es decir, mis miedos y experiencias del pasado me hacen ver el presente y el futuro de la misma manera, yendo con cautela en cada paso que me digno a dar, con paso firme, decidida y si es con mil ojos, mejor (o quizá no),

Al final, me digné a preguntar a una compañera de Erasmus con la que sinceramente me llevo bastante bien, hemos conectado desde el inicio y hemos tenido momentos de confianza en los cuales hemos intercambiado informaciones de nuestras vidas, nos hemos reído y estamos desarrollando una complicidad increíble. No me atreví a hacer esta petición a otros de mis compañeros, porque no había tenido un momento previo en el que hablásemos de tú a tú, me conocieran sin prejuicios y se sintiese la confianza en el ambiente.

En primer lugar, decidimos entre las dos que yo fuese la persona con ceguera y ella mi lazarillo. Al inicio he de confesar que sentía desconfianza, no extrema (¡OJO!), nuestros momentos juntas de confianza y risas previas provocaron una disminución de mis miedos, por ello la seleccioné, sabía que estaba en buenas manos y que no iba a permitir que mi integridad estuviese violada. En cuestión de minutos, me sentí libre, bailando incluso con los ojos cerrados,aún sabiendo que podría recibir algún golpe en cualquier lado porque algún compañero pasase cerca de mí, pero sin intención alguna de maldad. 
También me gustaría compartir con vosotros la sensación de una emoción que creía que no podría existir, me es difícil definirla o reducirla a una palabra, pero fue similar a tranquilidad, paz y serenidad conmigo misma, todo porque me sentí estupenda confiando en alguien, depositando mi bienestar en alguien ajeno, pero también dicho nivel de confianza era tan alto porque yo también confiaba en mi misma, pero reconozco que en algunas ocasiones sienta bien confiar en alguien, sienta bien necesitar de alguien para orientarte, para protegerte....

Después, hice de lazarillo y sentí un contraste con este rol, me encanta ayudar, adoro proteger a quien me importa, me gusta cuidar a quien me demanda ayuda, sin juicios, sin discriminación, sin nada negativo. Pero a la vez, sentí miedo, no por mí, si no que en mis manos estuviese el bienestar y la integridad de alguien que me importa, algo generalizable a mi futuro profesional sanitario, me es imposible llevar a cabo mis conocimientos profesionales con alguien que siento un lazo afectivo.



Finalmente, llevamos a cabo la misma actividad con otra pareja distinta, las emociones no cambiaron y lleve a cabo el mismo método de selección, sentí las mismas emociones, siendo la persona con ceguera y siendo el lazarillo, pero mis nervios y miedos en esta segunda ocasión seguían estando presentes, pero eran menores.

5ª act: Las gafas de las emociones





En esta actividad, debíamos actuar en función de las emociones dictadas por la profesora, sin hablar, sólo gesticulando, moviéndonos por toda la sala. Me gustaría resaltar, que en "tristeza" y "desconfianza", actúe de la misma manera, no acercándome a nadie, buscando mi rinconcito, buscando un lugar en el que el resto de mi compañeros no frecuentasen, independientemente si estaba cómoda o no en este rincón, sólo buscaba estar sola, porque pensaba que si estaba sola y habían pocas probabilidades de que viniera una persona a mi espacio, probablemente las posibilidades de sufrimiento iban a ser menores. Esa situación me dolía en el presente, no me gustaba desconfiar, lo odiaba, ¿por qué debe pasarme eso?, pero sabía (o por lo menos así lo creo) que gracias a ese sufrimiento en el presente, mi sufrimiento en el futuro iba a ser menor, costes y beneficios, o al menos eso dicen. No me sentí libre, no sentí la verdadera Isa en esas dos situaciones.
Sin embargo, cuando debíamos actuar según la felicidad, me sentí extraña, no estoy acostumbrada a ser feliz con personas que no son mi familia o mis amigos más cercanos.

6ª act: Casas inestables




Para esta actividad, nos teníamos que organizar en tríos, dos personas uno frente al otro cogiéndose por las manos, dejando hueco entre ellos para la tercera persona. Cuando la profesora decía "inquilino", la persona que quedaba en el centro debía salir de su refugio y salir en busca de otro (todos los inquilinos salían a la vez), cuando se decía "pared derecha", debía soltarse la persona que quedaba a la derecha del inquilino, buscando otro lugar donde agarrarse, de la misma manera con "pared izquierda. Sin embargo, cuando se decía "terremoto", debíamos soltarnos todos, salir todos y crear nuevas casas con nuevos inquilinos.

Me pareció muy curiosa dicha actividad, me sentía como en casa, estoy acostumbrada a estar en refugios, y actúe muy fríamente empleando estrategias inteligentes para evitar quedarme sin casa (sin rinconcito). En una de las ocasiones, estaba ya dentro de una "casa", es decir, entre dos compañeros y fue entonces cuando un compañero no me vio y quiso entrar también, pensando que estaba libre ese hueco, tuve una reacción muy impulsiva, efusiva, no le permití ni siquiera entrar la cabeza dentro del hueco (¡Desde aquí te pido disculpas!), noté que invadía mi refugio, mi rincón (emocioanl), no señor... no tienes ese permiso.

7ª act: Zip, zap y boing



Para esta actividad, nos teníamos que colocar en círculo de píe, y debíamos imaginar que íbamos a pasar una bola de energía o una corriente enérgica a nuestros compañeros, para ello, debíamos estar atentos a la representación de las palabras: Zip (Realizar una palmada al compañero de la izquierda), Zap (Realizar una palmada al compañero de la derecha) y Boing (Se paraliza la energía y la persona previa a la que decide realizar Boing debe cambiar la dirección de la energía, es decir, si la dinámica era Zip, tras un Boing se cambiaba a Zap). De manera autónoma, cada uno decidía cuando hacer boing, era relevante aumentar la velocidad y la concentración para conseguirlo.

Salí satisfecha de esta actividad, nos cohesionamos pronto y quisimos que todos participasen en la ejecución y desarrollo del pase de la corriente enérgica, aumentando así la identidad de grupo, disfrutando de todos nosotros. Tuve tensión al inicio, pero gracias al grupo, gracias a mis compañeros y ver con que naturalidad y soltura llevamos a cabo la ejecución, me relajé e incluso disfruté. Que curioso....
Es importante añadir que dicha cohesión grupal en años previos no existía entre nosotros, desde las prácticas se ha ido desarrollando, hasta tal punto que a raíz de esta asignatura, dicha cohesión no se percibe solamente en las prácticas, si no también fuera de ellas.

8ª act: La ducha



Para esta actividad debíamos de nuevo llevar a cabo la dinámica de selección de pareja, las emociones seguían siendo las mismas y con la misma intensidad que la primera vez. Cuando tenía ya a mi pareja, la profesora nos explicó que esta dinámica consistía en realizar un masaje al otro y después cambiarnos. Este masaje debía estar inspirado en la ducha, es decir, el paso del agua por el cuerpo de manera ligera, enjabonar, enjuagar, secar con la toalla y después abrazar por detrás a la persona y darle un beso en la mejilla.

Tuve, de nuevo sensaciones contrastadas, en primer lugar fui yo la primera persona que recibía el masaje y el proceso afectivo (abrazo y beso). Desde el inicio reflejé a las personas comodidad, satisfacción, pero en realidad, estaba totalmente alterada, abrumada, no me gustaba que me estuviesen tocando y menos todavía con caricias tan suaves y cálidas, en cierta manera me gustaba, es más extrañaba esa sensación, pero no se la razón rechazaba dichas muestras de cariño. Posteriormente, el abrazo... ¡¡BUAH!!, que gusto, me encanta, pero quítate pronto por favor... cuando llegamos al beso, me sentí invadida y desconfiada después.

Finalmente, cuando tuve que dar yo el masaje, disfrute, me relajé e incluso me liberé, me sentía a gusto acariciando a mi compañera, es más intentaba dar lo mejor de mi en cada caricia para que ésta disfrutase al máximo de mi contacto. Fue en el abrazo cuando sentí miedo por rechazo, por si realmente a mi compañera le gustaba o quería que me apartase, sentí suspicacia por si invadía su entorno y decidí no realizar un abrazo demasiado fuerte (aunque tuviese ganas...), con el beso me sentí que hacía algo en contra de mi voluntad, no soy una persona que regala mis besos fácilmente, es más, no suelo besar a mis seres más queridos, se lo merecen sí, pero me siento vulnerable llevando a cabo muestras de afecto tan intimas.

9ª act: Meditación (2 variantes)



La primera variación de la meditación consistía en el trabajo del "aquí y el ahora", es decir, en nuestra vida diaria le damos demasiada importancia al pasado (ya veis en mis entradas...) y obviamente también al futuro (también...), provocando de esta manera que no disfrutemos del presente, de las emociones actuales, por ello dicho tipo de meditación es importante emplear cuando esto nos ocurre.
Teniendo en cuenta estas características, la voz del reproductor empezó a sonar, he de confesar que no me sentía del todo cómoda, no pude prestar demasiada atención a la voz porque en esto fallo, y me abrumaron muchos pensamientos y emociones tanto del pasado, como del futuro, pero logré centrarme en la meditación.
Una vez lo logré, escuché una frase del reproductor que me causó cierto impacto: "El único momento real es el presente, las sensaciones de ahora es la única VERDAD, deja los MIEDOS debido al PASADO y las PREOCUPACIONES del FUTURO, el PASADO NO LO PODEMOS CAMBIAR y con el FUTURO NO SABEMOS QUE VA A PASAR". Os confieso que a lo largo de mi vida he recibido muchas mentiras, muchas traiciones por parte de mucha gente, tanto de la que no me importaba como la que sí, provocando de este modo que lo que más busque sea la sinceridad, sea la verdad, la tengo en el presente y no me doy cuenta. Dicha meditación me ha enseñado a que debo empezar a plantearme el cambio, tengo esperanzas, pero también miedos, es un proceso, poco a poco.



La segunda variación, consistía en la escucha de una serie de sonidos característicos de la naturaleza, de animales etc, yo sólo quisiera compartir con vosotros el único sonido que para mí fue significante, el sonido de las olas, nada más escucharlas visualicé el barco que yo realicé para el trabajo creativo (¿Os acordáis?), me sentí llena, libre, relajada, imaginándome dentro de él lo que realmente quiero hacer con mi vida.



¡¡¡Hasta luego artefiliáticos!!!



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